Duele, sangra, gira y vuelve a mi. Me observa desde lejos, pensando en cuando será mejor atacar, en que momento del día estoy más vulnerable para acercarse y entrar en acción.
Me levanta en el aire, me sopla, me vacia. Me toma de la cintura y me hace girar.
Necesito despabilarme, necesito terminar con tanto dolor acumulado. Porque no existe nada en el mundo que pueda ponerse en mi lugar, nadie sabe todo lo que pasé, lo que está por venir: PERO yo si lo sé, yo recuerdo todas esas noches en vela llorando, todas esas cosas que pasaron por mi mente, toda la mierda que tengo dentro mio y todo lo que pienso en este momento. Necesito terminar con tanta falsedad, con tantas mentiras. Quizás necesite plantarme fija e idealizar un objetivo, ¿pero como hacerlo si siempre anduve volando, nunca supe lo que es la realidad? ni mucho menos lo que quería. Siempre dejé que me pasen por arriba, siempre escondí las lagrimas atrás de una inútil sonrisa. Porque siempre estuve parada en un punto medio, entre el dolor y la alegría, tambaleándome de un lado a otro, sin lograr ese equilibrio que supe controlar tiempo atrás, pero ahora parece muy lejano.
Creo que lo que más me duele en el fondo, es ver como las cosas se escapan de mis manos para más tarde volver y lastimarme como siempre lo hicieron, como siempre lo merecí, como siempre me gustó que sea.
Ya basta, por favor, basta de todo esto.
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